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Existe, tanto en el ámbito legislativo como en ciertos sectores jurídicos, un error constante que estima que el aborto voluntario ha dejado de ser un delito a raíz de la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación A.I. 148/2017. Peor aún, hay quien sostiene que se ha convertido en un derecho. Por esta razón, en esta obra se analiza la sentencia con miras a entender sus alcances y explicarla de manera clara y objetiva. Una labor ciertamente compleja, dado que la Suprema Corte, convertida en franca mediadora, trató de conciliar dos posturas, en lugar de aplicar el Orden jurídico y defender la dignidad humana.

 

Así, durante la lectura de este libro y con estricta remisión a la sentencia de referencia, el lector podrá llegar a la conclusión de que el aborto voluntario sigue siendo una conducta delictiva tipificada después de “un periodo breve y razonable cercano a la concepción”. En suma, el aborto voluntario sigue siendo ilegal después de ese plazo. Asimismo, podrá reflexionar sobre la naturaleza de la persona que se encuentra en el vientre materno, que lejos de ser “un bien constitucionalmente protegido” es un ser humano, una persona y de acuerdo con la Convención sobre los Derechos del Niño, es una niña o niño portador de derechos, entre ellos, la vida. También se podrá confirmar que promover el aborto no es lo mismo que proteger el derecho a decidir, pues éste implica más opciones que solo acabar con una vida, máxime cuando aún esa decisión no es tomada libremente por la madre, sino coaccionada por su entorno familiar y profesional.

 

La decisión de la Suprema Corte no ha agotado la discusión. Ciertamente, existen algunos avances en la tutela de derechos que vale la pena rescatar. Esperamos que este libro ayude a encontrar esos avances y a continuar con la reflexión y el debate al respecto. Un debate de estricto Derecho, alejado de los vaivenes de las pasiones ideológicas en uno y otro sentido.

 

Este libro invita a una reflexión profunda e informada sobre un tema que lastima a nuestra sociedad y que algunos intentan disfrazar de "derecho", bajo el eufemismo de la libertad sexual y reproductiva.

¿Tiene una mujer embarazada el "derecho" a terminar con la vida de su hijo no nacido? La autora se inclina a pensar que no, porque esa vida es inocente y se encuentra en una situación de vulnerabilidad diferenciada. Es decir, depende completamente de su madre para desarrollarse y sobrevivir durante su primera etapa de desarrollo.

El cuerpo de la mujer embarazada es el único lugar donde puede continuar el desarrollo de la vida del no nacido concebido. Solo entonces se dan las condiciones óptimas necesarias para que esa vida humana continúe su desarrollo natural.

Tras un largo proceso de reflexión, en estas páginas la autora expone las razones fácticas y teóricas que justifican la siguiente afirmación:

Por ser un individuo humano único y distinto de su madre, el no nacido es digno y su vida merece respeto y protección. Esto, bajo la premisa de que la dignidad, en su sentido ontológico, constituye la base y fundamento de los derechos humanos.

AUTORA: DIANA GAMBOA AGUIRRE

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